Una polémica investigación de un grupo de científicos chinos de la Universidad Sun Yat-sen ha dado el primer paso (al menos el primer paso publicado) en la intervención genética de embriones humanos, desatando un intenso debate en la comunidad científica mundial. El experimento consistió en el intento de modificar el gen HBB, responsable de la enfermedad beta-talasemia, un trastorno hereditario que afecta a la producción de hemoglobina, y por lo tanto a la acción de los glóbulos rojos; para ello se utilizaron 86 embriones humanos, enfrentando a las duras críticas que había recibido el proyecto por ser considerado peligroso e irresponsable desde el punto de vista ético. Más allá del debate ético, el resultado no fue particularmente exitoso: 71 embriones murieron y en sólo 28 se produjo la modificación del ADN. Para evitar mayores críticas, los investigadores utilizaron embriones no viables; y luego de analizar los resultados asumieron que estos “subrayan la necesidad de una mayor comprensión de la técnica de modificación del ADN y respaldan la idea de que las aplicaciones clínicas de este mecanismo quizás sean prematuras en este momento". No obstante el primer paso ha sido dado en una dirección que genera muchísimas discusiones y temores en el mundo de la ciencia, ya que los cambios en la genética humana desde el embrión podrían tener consecuencias insospechadas, como la aparición de una nueva enfermedad hereditaria.
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