Como sabemos, el agua ocupa la mayor parte del área superficial de nuestro planeta, el cual paradójicamente, recibe el nombre de Tierra. Si bien es cierto que comparado con el diámetro terrestre la profundidad de los océanos es comparable con una fina capa semejante a la piel de una cebolla, ahora hemos descubierto que la presencia de este preciado líquido no se limita solo a esta superficie visible. Resulta que en el subsuelo, a cientos de kilómetros de profundidad, existen también inmensos volúmenes de agua con una importancia capital para la comprensión de la dinámica geológica del planeta. Casi un océano en el centro de la Tierra.
El descubrimiento del océano subterráneo
El importarte descubrimiento fue dado a conocer por unos investigadores canadienses, los cuales se basaron para ello en un diamante de roca hallado en el año 2008, en una zona conocida como Juína, en Mato Grosso, Brasil.
Dicho hallazgo ocurrió de manera accidental, pues realmente el equipo, que buscaba otro mineral, le compró a unos a unos mineros artesanales dicha pieza, la cual estos habían extraído de entre la grava recogida en un río de poca profundidad. Al analizarla en detalle, un estudiante descubrió, un año después, que el diamante, de apenas 3 milímetros de ancho y de escaso valor comercial, contenía en su composición un mineral llamado ringwoodita, el cual hasta el momento solo se había hallado en rocas provenientes de meteoritos y que es capaz de contener importantes cantidades de agua. No obstante, la confirmación final de que se trataba de este mineral tardó muchos años ya que es necesario para ello la realización de numerosas pruebas analíticas.
¿De dónde viene este mineral?
El minucioso análisis de la muestra hallada ha demostrado que en este caso no provenía de un meteorito, sino del manto de la Tierra, a una profundidad de alrededor de los 410 y los 660 kilómetros, en una zona que es conocida como zona de transición.
Anteriormente, se había debatido muchísimo sobre la posibilidad de la existencia de grandes cantidades de agua muchos kilómetros bajo el subsuelo, pero nunca hasta ahora se había podido demostrar con una prueba física tal teoría, la cual tiene importantísimas implicaciones en el modo en que entendemos los fenómenos geológicos planetarios, ya que se cree que este mineral es el más abundante en esa zona del manto. Teniendo en cuenta que la muestra hallada tiene hasta un 1,5% de su peso en agua, se puede afirmar que existen volúmenes de agua realmente extraordinarios, como un gran océano.
Este descubrimiento, uno de los más importantes sin dudas en el campo de la geología en los últimos años, obligará a los expertos a cambiar hasta cierto punto el enfoque con que hasta ahora se han analizado fenómenos como el vulcanismo, la tectónica de placas y muchos otros procesos de importancia capital en la comprensión de la dinámica de la Tierra, cuyo nombre resulta ahora si cabe, luego de este descubrimiento, más paradójico aún.
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